"En el evangelio de san Marcos 1, 14-20, Jesús llama a sus colaboradores para que le ayuden a predicar su evangelio, "La buena nueva", como podemos ver, los primeros llamados fueron Simón-Pedro y Andrés, Santiago y Juan, estos al oir la llamada de Jesús, inmediatamente dejaron sus redes, su familia y su trabajo, para irse con él. Esto es lo que pasa:
Cristo nos invita a seguirle, ofreciendonos con ello transformar nuestra vida haciendo de nosotros pescadores de hombres, ya que con ello aumentamos nuestra iglesia, nuestra familia.
Una de las conversaciones más famosas es la de San Agustín de Hipona, en el siglo IV. El era un joven pagano y llevaba una vida entrgada a los vicios. Era de una gran capacidad intelectual, decía que el cristianismo era para gente simple e ignorante. Durante años buscó la verdad en la religión maniquea, pero un día escucho una predicación de san Ambrosio, obispo de Milán. Quedó impresionado y, bajo su guía, se convirtió al cristianismo y se bautizó. De su experiencia escribió:
-¿Por qué confias en ti mismo, sólo para convencerte de que no te das ninguna garantía de seguridad? Arrójate en los brazos de Cristo, no tengas miedo. Él no se hará a un lado para que caigas. Da el salto sin vacilación: Él te abrazará y te curará -"
Y ¿Por qué nos quiere pescadores de hombres? Porque el ha dado su vida por ellos, y ahora los quiere en el redil, siendo santamente devotos y felices.
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